Los diseños de sonrisa han ido en aumento en los últimos años, si bien están pensados para un tipo de pacientes muy específico que realmente lo necesitan.

Lo que debería determinar realmente si una persona debe someterse a este tipo de tratamientos no es la vanidad o el consumismo social. Debería haber una motivación funcional (posición de los dientes, tamaño o posición de los maxilares que dificulta la masticación, por ejemplo) o interna que está afectando ostensiblemente su autoestima.

Además, el diseño de sonrisa no es igual para todo el mundo. Los dientes tienen parámetros y rasgos propios. Cada paciente es una entidad individual y el tratamiento se planifica según las necesidades de cada uno y, ahí, todo depende del profesional dental que lleve a cabo el tratamiento.

La realización de diseños de sonrisa se basa en un compendio de cuatro aspectos bucodentales importantes: la forma, el color y la textura de los dientes, y la funcionalidad de la boca. Requiere un análisis previo, serio y responsable de manejo de espacio, forma, textura y color de los dientes, y debe involucrar a un equipo odontológico interdisciplinario.

Hay diseños de sonrisa no invasivos y los hay complejos. El tratamiento más común es un modelo simple, rápido y que genera mínimas molestias en los pacientes. Es ideal para sonrisas que no requieren mucho cambio, sino tan sólo pequeñas modificaciones en la alineación y tamaño de los dientes, y con manchas superficiales.

En este caso, se realizan algunos de los siguientes tratamientos: