Es una técnica que consiste en colocar una fina capa de resina que se adhiere a la cara externa de los dientes con el fin de mejorar pequeñas imperfecciones o anomalías dentarias.
Es un tratamiento indoloro, apenas invasivo, y se realiza en 2-3 sesiones.
Entre las principales ventajas destacan su precio, facilidad de colocación y que son removibles, es decir, si en algún momento, se quisieran retirar las carillas, los dientes quedarían intactos.
Para su mantenimiento, se requiere una adecuada higiene, una férula protectora para uso nocturno, así como revisiones periódicas y limpiezas profesionales.